Una historia de terror: El patito feo.

Hay mil historias de miedo rondando por el mundo. Mil leyendas que nos quitan la respiración. Miles de mitos que ponen los pelos de punta, pero si hay alguna historia que realmente me da miedo, es la del patito feo.

Puede que os suene ridículo que un cuento para niños me de pánico y a simple vista, así es. Es completamente loco y absurdo, e incluso si echamos la vista atrás, ni siquiera repararía en ella, sería una historia más con una moraleja bella pero completamente superficial.

Se supone que lo que nos quiere transmitir, si solo vemos lo de fuera, que alguien feo, al que por su apariencia nadie quiere, el día de mañana puede convertirse en alguien increiblemente bello, y es bonito pensar eso. En este caso no hay nada que temer, pero como ya he dicho, es un cambio superficial. Ese pobre cisne, que un día le hicieron sentir feo...¿De verdad creeis que le sirve el cambio exterior cuando en un principio todo el mundo le rechazó? ¿De qué le sirve ser un cisne si ni siquiera se lo cree?

Eso es lo que me da miedo. Cuando hacemos sentir a las personas mal durante mucho tiempo, por mucho que esa persona haga por cambiar y sentirse bien consigo mismo, aunque consiguiera su meta, nunca va a ser suficiente, porque siempre va a querer más y más, le va a saber a poco y la autoexigencia que va a tener consigo mismo puede llegar a ser enfermiza. 
Aunque esté haciendo cosas increibles, ¿pensáis que va a pensar en lo increible que ha hecho? ¿Creeis que va a pensar que ha llegado lejos? Sinceramente no, aunque hiciera lo más maravilloso del mundo, sólo va a ver lo que le ha faltado para llegar aún más lejos. Como se diría coloquialmente va a ver el vaso medio vacío, con la diferencia de que no ve ningún vaso, ve un estanque. Un estanque en el que se ahoga constantemente.

Me da miedo, pero mucho miedo, lo roto que puede estar por dentro, lo poca cosa que se siente, lo difícil que va a ser que olvide todo y empiece desde el principio sin apenas recordar todas esas voces que le hicieron sentir como algo pequeño e insignificante. Me da miedo su eterno conflicto interno en el que su conciencia se divide en dos. La parte conformista y la parte inconformista y como se debaten en duelo constamente. Una intentando mantenerle en pie y la otra gritando que se rinda, que intente ser algo que nunca va a ser, que simplemente es un "quiero y no puedo" de la vida.


Me aterra enormemente saber que llegará el día en el que lo interiorice tanto que, para respirar un poco de felicidad, se haga a la idea de que no tiene sentido ser algo que no es, ser uno más como todos los demás cuando la realidad que le hicieron creer es que una piedra en el camino, llama más la atención de cualquiera y aprenda a vivir con ello. Me da terror pensar que día a día va a obviar esta situación sin darle importancia alguna, aunque en el fondo sepa que es realmente importante para él y que, cuando por cualquier ciscunstancia los recuerdos vuelvan a su memoria, se hunda en ese pozo que poco a poco y con ayuda, ha ido construyendo.

Esto es una verdadera historia de miedo, de hecho esta historia es terrorífica si profundizas en ella, porque no hay nada que dé más miedo que tener miedo de uno mismo.




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