El tren de la vida
A veces para encontrarse, hace falta perderse y eso es algo que se me da realmente bien.
Perderme en la vida, perderme en mis pensamientos, perderme en mis sentimientos y en todo lo que me rodea y aunque a veces lo aborrezco, creo que en realidad me encanta.
Me gusta no saber quien soy para que así, cuando me redescubra, descubra a su vez algo nuevo de mí que seguramente me encantará y me apasionará y aprenderé a quererme cada día un poco más con eso nuevo que he aprendido.
Dicen que es mejor volver atrás que perderse en el camino, pero no se puede aplicar a todo, o mejor dicho, no se debe. Yo soy más de mirar atrás, sí ¿por qué no? pero no me gusta volver a cometer los mismos errores, sí tenerlos en cuenta, pero ¿que hay de malo en perderse? Igual si vuelves atrás vuelves a vivir lo mismo, sin embargo si te pierdes puede ser que encuentres algo mejor de lo que esperabas o que te encuentres a ti mismo, lo que es mucho mejor.
Pienso que creer que cada día tengo más claro quién soy seria caer en un error, porque realmente no es algo que sepa seguro, pero sí sé seguro quien quiero llegar a ser con el tiempo y trabajo incansablemente para ello, y si de algo estoy totalmente segura es de que quiero que mi forma de vida esté basada en el amor, porque sé que haciendo todo con amor nada puede ir mal (que no quiere decir que las cosas no salgan mal), por lo tanto el odio en mi persona no podrá existir jamás, sí la rabia, sí la tristeza, sí otras tantas cosas, pero odio no. Nunca.
Por todo esto, no pienso negar que he vivido malos momentos, horribles, que no le desearía a nadie, que puede que fueran necesarios vivirlos, pero eso no quita el dolor causado, pero no por ello pienso volver la vista atrás desde el dolor y la rabia, sino desde el (poco) amor que conservo hacía esos momentos y esas personas (pero es amor al fin y al cabo). No quiere decir que piensa volver, porque como bien dicen, hay trenes que solo pasan una vez en la vida y yo soy uno de esos trenes, si no lo coges en el momento, no te molestes en esperarme, ni en ir a otra estación, porque no voy a volver y no porque no quiera, sino porque debo seguir mi camino y este va siempre hacia delante.
En mi tren, se sube y se baja gente constantemente. Otros permanecen desde que empezó a viajar. Algunos se han ido sumando y están tan cómodos que siguen viajando y soñando conmigo, pero sé que tanto a todos aquellos que se subieron y se bajaron dos paradas después como a los que me perdieron desde el principio, fue porque yo no era su tren, ni ellos mis pasajeros. Y no pasa nada.
Mi travesía va a seguir, feliz, tranquila, siempre hacia delante, siempre recordando desde el amor todo aquello que fue bueno y desde el aprendizaje todo aquello que fue malo, pero no me enfoco en darle amor a mis recuerdos ni en lo que ya he aprendido, sino en lo que aún me queda por aprender y en mis pasajeros, esos que nunca se bajan porque aman mi destino tanto como yo lo puedo amar y aman perderse conmigo tanto como yo los amo a ellos.
Comentarios
Publicar un comentario