El arte de morir

¿Quién nace con el derecho de elegir hasta cuando tenemos el privilegio de vivir? ¿Quién elige como debemos morir? Nunca he experimentado la muerte, ni siquiera he estado cerca de ella, pero supongo que como a todo ser vivo que sabe que va a pasar por ello, de alguna manera le temo y no por el hecho de morir en sí, sino por el miedo de que duela a pesar de que probablemente nunca lo recuerde.

La muerte, lo contrario de la vida. Vivir es algo único y muy raro es que la vida misma nos dé una segunda oportunidad. Si esto es así ¿por qué hay gente que se la juega tanto? ¿A caso no la valora? Y ya no hablo de la vida de uno mismo, sino de la vida de los demás, de poner en riesgo la vida de alguien por una causa política, religiosa o la que para mí es la peor, tradicional por diversión.

Hablemos de tradiciones. La vida en sí se basa en cierta medida en ellas. Hay miles de tradiciones en el mundo, pero no han estado siempre ahí. Tuvieron un comienzo y como todo lo que empieza, debe de tener una fecha de caducidad y esa fecha llega cuando la tradición deja de tener sentido. Ese sentido lo pierde cuando a medida que vamos evolucionando, cambiamos nuestra forma de percibir las cosas y abrimos los ojos.

Seamos más concretos. ¿Por qué sigue existiendo la tauromaquia? ¿Qué sentido tiene?  He escuchado millones de excusas para que esta “tradición” continúe, pero ninguna con consistencia capaz de convencer a alguien curado de ceguera.

La tauromaquia no es cuestión de gusto personal, ni de respeto hacia el gusto por los toros, o al menos no cuando hay un tercero que sufre. Supongamos por un momento que vemos a alguien dándole una paliza a otra persona. La mayoría de las personas se escandalizarían y más aún si como excusa nos dicen “Respeta mis gustos por dar palizas a la gente”. Seguramente a esa persona la llevarían a un psicólogo o incluso a la cárcel. ¿Qué diferencia hay entre esa persona y un torero? Y no me sirve la excusa de “estas comparando un animal con una persona” porque no somos seres superiores por razonar, es más, ¿de qué nos sirve poder razonar si a veces ni hacemos uso de ello? Es un ser vivo igual que cualquier persona, con derecho a ser respetado.

“¿Es que tu no comes carne? Porque la carne del toro que muere se aprovecha para comer.” No es ninguna justificación. ¿Llamamos asesino a un león por alimentarse de la carne de otro animal? La leona, que es la que caza en este caso, caza por supervivencia, pero no por ello disfruta haciendo sufrir a su presa. Caza cuando tiene hambre, para dar de comer a una manada y no por diversión. No somos más reyes que el propio león para divertirnos con el sufrimiento de un ser vivo, el hecho de que después se aproveche esa carne para comer, no justifica el sufrimiento por el que ha pasado ese animal antes de ser un filete.

“El toro no sufre”. Cuando damos por hecho este dato, debo creer que se le ha preguntado directamente al toro en mitad del ruedo si le duele lo que se le esta haciendo y por tanto el toro le ha respondido con un “No me duele, puedes seguir” porque si no mi mente no alcanza a entenderlo. Un toro es piel, es carne y es hueso, como cualquier animal y si le pinchan sangra, igual que cualquiera de nosotros.

“¿Y los niños de África? Hay cosas peores”. Justificar una injusticia con otra creo que es caer muy bajo y más aún hacer un ranking de injusticias. Una cosa no es más injusta que otra y debemos de luchar tanto por una causa como por otra. Una injusticia es una injusticia y es tan injusto que haya niños pasando hambre, como no darle voz a un animal indefenso que no ha elegido en ningún momento su destino. Sigue sin parecerme justificación, igual de injustificable como que el toreo genera dinero, que el toreo es una profesión, que sin el toreo desaparecería el toro, que sin el toreo desaparecerían algunos ecosistemas y la peor de todas para mí, que el toreo es un arte.

Siento decir que para mí matar por diversión no es una profesión. Maltratar no es una profesión. No está justificado con nada. No se puede pedir respeto por una afición cuando en esa afición no se respeta la vida y la verdad cuando un toro se lleva por delante a un torero, e incluso cuando se lo lleva por delante y todo acaba trágicamente, yo no lo aplaudo, ni siquiera me alegro, pero eso sí:
Si el arte dentro del ruedo consiste en matar, es arte tanto cuando matan al toro, como cuando muere el torero.

Por eso, luego no sirve de nada llorar la pérdida de un “amigo de profesión” porque saben a lo que se exponen y saben que esa desgracia puede pasar en cualquier momento, porque es tradición, por ello, supongo que si el toro está hecho de otro material y no sufre, su asesino tampoco, porque al final, como ellos dicen “es una lucha de igual a igual”.


Seguid pues defendiendo vuestro arte sin argumentos.

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