Dualidad (Parte II)

Solo sabía que tenía que salir de todo esto. No sabía cómo, pero el objetivo estaba claro y era recuperarme a mí misma a pesar de saber que una vez fuera, podría volver a caer. Y no me importaba.
Algo desde la oscuridad me había estado empujando a salir y cuando vi la luz, no dudó ni un segundo en darme el último soplo, el más fuerte. El que me convencería de querer ver la claridad que había fuera de mi oscuridad y querer andar hacia ese punto de luz.


Y empecé a andar. Despacio y vacilando.



Cayendo y volviendo a levantarme.



Volviendo a caer.



Dudando de volver a levantarme.



Y finalmente, poniéndome en pie segura de querer ir hacia delante.


Y allí estabas tú. Los brazos que no supe ver, que me empujaron a querer cambiarlo todo y que me abrazaron con todo el amor del mundo. Las manos que día tras día, secaron mis lagrimas y me acariciaron. Mi razón para querer ser mejor y creer en mí, para sacar toda la fuerza que tengo y que dí por perdida. La voz de mi conciencia que me enseñó todo lo que merecía y me ayudó a ponerle límites a todo aquello que me ataba a sentirme incapaz de cualquier cosa.
Ahora que sé cuales son mis fortalezas y mis debilidades y estoy segura de mí, sé que puedo darte todo, sin miedo. Ahora que tengo la confianza suficiente para apoyarme en ti y no querer hacerlo todo sola, sé que podemos empezar a construir un nosotros, pero quiero que quede clara una cosa: el hecho de que sepa que eres mi apoyo, no quiere decir que deje caer mi peso en ti, porque no quiero que me lleves a cuestas, sé que puedo sola, pero no te niego que mi vida es más fácil desde que estas tu en ella. No quiero que seas mi transporte de ahora en adelante como lo has sido todo este tiempo, quiero que camines conmigo, porque no soy débil aunque a veces lo parezca y sé que puedo.
Gracias a ti he derribado muros, superado a mis fantasmas y surcado mares en tempestad. Sola, pero contando con tu confianza, porque sabías que podía, pero a pesar de todo, tú has sido mi martillo, mi luz y mi barco y la única forma que tengo de agradecértelo es dándote el 200% de mí. Todo sin excepción. Y lo haré poco a poco. A mi ritmo y a mi forma. Como yo sé hacer las cosas y como sé que tu quieres que las haga. A mi manera.
Siempre he sido dual. He estado segura en mi miedo y he querido superar mi miedo con seguridad, pero contigo las dos cosas funcionan porque eres el medio de mis extremos. El equilibrio en mi vida y la cordura en mis locuras.


En mi vida, las cosas no están nunca claras, pero si algo te puedo asegurar es que mi vida es mejor desde que tu estas en ella y que mi hogar esta dónde estés tú.



Te quiero.

Comentarios

Entradas populares