Viento. Aire

Cuando el viento me da de cara, siento como me roza la piel, tan frágil y superficial pero a la vez tan fuerte y necesaria que puedo notar si se acerca con intenciones de moverlo todo con su furia o simplemente de acunarme suavemente para que pueda dormir tranquila. Siento también como enreda mi pelo, como dibuja ondas en él y lo mueve al compás de su silbido, me hace sentir libre e imparable ante el mundo. Cierro los ojos y siento como una pequeña lágrima rueda a través de mi mejilla, ¿será de felicidad? ¿será de impotencia? No lo sé, pero el calor del sol la evapora sin dificultad.

Ese viento que llega a cada poro de mi cuerpo trae consigo olores de tiempos pasados, presentes y futuros, pues está cargado de acontecimientos que me hacen sentir muy pequeña en este mundo, una pasajera más de un tren con un trayecto casi infinito.

El aire roza mis labios, que pronuncian una canción, a veces triste, a veces desesperada o a veces tan alegre que apenas puede salir de mi garganta. Cada palabra lleva un sentimiento muy profundo, que rasga, que quema, que hiela, que cura, que duele, que calma….que llega a mis oídos dónde todo son risas y llantos y palpo con mis manos, todo lo que a mi cuerpo llega.

Con esas mismas manos corto el aire, las abro como si quisiera abrazarlo o simplemente las muevo a su compás, siento como me atraviesa sin hacerme ningún daño, pero sin cortar su trayecto porque tiene que pasar. Y pasa como todo pasa en la  vida.

El resto de mi cuerpo siente cada vibración y cada movimiento, estático si el aire esta calmado, revuelto si llega con furia. Se estremece por el frio o se estira para sentir esa brisa primaveral y no perderse nada de lo que trae consigo y cuando toca mis pies, a veces mis dedos se mueven escarbando en la tierra, buscando enraizar como si de un árbol se tratara para que ni el viento más fuerte me mueva de donde quiero estar, en cambio otras veces se ponen de puntillas y abriendo mis brazos me preparo para volar.

Ese aire que palpo, que veo, que escucho y que saboreo, también lo respiro y llega a mis pulmones. A veces me corta la respiración y a veces la siento muy profunda, tan profunda que llega a mi corazón. Siento como late, como vive, como siente…..y en mi pequeño corazón, que conecta con todos mis sentidos, con todo mi cuerpo, termina ese viento de vida que lo envuelve, que a veces lo enciende con la luz más pura y a veces lo apaga en la más oscura realidad.

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